El trasplante de córnea (queratoplastia) puede ser penetrante, cuando se reemplaza la totalidad de la córnea, o bien lamelar o selectivo, si se sustituyen exclusivamente aquellas capas que están afectadas.
Asimismo, según la ubicación del daño, distinguimos diferentes tipos de trasplante lamelar:
Si la parte afectada es el epitelio, la capa más externa, debe llevarse a cabo un trasplante de células madre corneales.
La queratoplastia se realiza para mantener la transparencia y la regularidad corneal y, con ello, la visión. Esta intervención está indicada sobre todo para pacientes que, a causa de patologías como el queratocono o de accidentes, tienen dañado todo el grosor de la córnea o alguna de sus capas. En este último caso, los especialistas de nuestra clínica apuestan generalmente por técnicas lamelares, menos invasivas que la queratoplastia penetrante.
De hecho, un 70% de los trasplantes de córnea que se practican en el Instituto son selectivos, ya que son intervenciones menos agresivas que reducen el tiempo de recuperación, mejoran el pronóstico y disminuyen las complicaciones a corto y a largo plazo, así como el riesgo de rechazo.
Se requiere realizar un examen oftalmológico completo y pruebas preoperatorias.
La intervención dura entre 30 y 40 minutos y se realiza con anestesia local y sedación.
El paciente debe evitar esfuerzos las primeras 3 semanas después de la cirugía.
Los derivados de cualquier intervención. El riesgo de rechazo, aunque es mucho menor que en el trasplante de cualquier otro tejido y se ha reducido gracias a las técnicas selectivas, no deja de existir durante toda la vida.