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Ptosis palpebral infantil


¿Qué es la ptosis palpebral infantil?

La ptosis palpebral (párpados caídos) es un descenso del párpado superior que ocluye el globo ocular en una proporción variable. Cuando se produce antes de los 8 años, se llama ptosis palpebral infantil.

Como el niño se encuentra en un momento de desarrollo y crecimiento visual, una de las consecuencias específicas de no poder abrir el ojo con normalidad en la infancia puede ser la aparición de ambliopía u "ojo vago".

El ojo afectado no recibe los estímulos visuales adecuados y no desarrolla todo su potencial.


¿Por qué se produce?

En los adultos la ptosis suele ser adquirida, debido a edad avanzada, traumas, enfermedades del músculo o desórdenes neurológicos.

Sin embargo, en los niños la ptosis suele ser de origen congénito (aparece desde el nacimiento) y, por lo general, relacionada con un mal desarrollo del músculo que se encarga de elevar el párpado.

La ptosis infantil no suele estar asociada a antecedentes familiares, ni a ninguna otra patología. Normalmente se debe a una alteración aislada del desarrollo embrionario del músculo elevador que, pese a estar bien conectado con el párpado, tiene menos fuerza.

Existen otras causas menos frecuentes como reacciones alérgicas, enfermedades musculares (Steinert), enfermedades neurológicas (Parálisis Supranuclear Progresiva, Síndrome de Horner, Miastenia Gravis) y traumatismos locales.

En algunos casos excepcionales en los que la ptosis aparece de forma rápida en días o pocas semanas, hay que realizar una exploración y pruebas de imagen para descartar patologías graves, como aneurismas o tumoraciones intracraneales.


    ¿Cómo se puede prevenir?

    La ptosis no se puede prevenir, pero debe ser detectada a tiempo para poder realizar el tratamiento adecuado que permita corregir el defecto.

    Si la ptosis no es tratada a tiempo:

    • Puede perjudicar el desarrollo de la visión en los niños, produciendo otras enfermedades como ambliopía u "ojo vago", estrabismo y visión borrosa
    • Puede provocar, con el paso de los años, que el tendón que une el músculo elevador al párpado se debilite y estire en exceso, produciendo la caída del párpado y una importante obstrucción en la pupila

    Existen señales inequívocas que nos permiten detectar si nuestro hijo padece ptosis palpebral, ya que la caída del párpado superior se percibe a simple vista. Sin embargo, si es congénita y el bebé presenta una ptosis leve, puede ser difícil de percibir como defecto visual, y con los años llegar a convertirse en un caso de afección severa.

    Es importante estar atentos durante los primeros años de vida. Si notamos que los niños presentan algún tipo de dificultad para mantener los ojos abiertos mientras leen, escriben o dibujan, debemos consultar a un especialista.

    Otros síntomas de la ptosis palpebral infantil son:

    • El niño levanta sus cejas y párpados
    • Inclina la cabeza hacia atrás para observar mejor
    • Levanta con sus dedos el párpado

    El tratamiento de la ptosis es quirúrgico. El objetivo de la cirugía es reparar el tendón que sirve para levantar el párpado o bien lograr que el músculo recupere su tono habitual.

    Actualmente en la Clínica Marina se realizan ocho técnicas distintas, muchas de ellas pioneras y que requieren una gran experiencia, dependiendo de las características de cada caso.

    La ptosis no suele intervenirse antes de los 5 años de edad.

    Las razones son la mayor dificultad de cooperación del niño en el proceso de evaluación prequirúrgica, el desarrollo incipiente de las estructuras anatómicas a restaurar y un postoperatorio difícil de sobrellevar para un niño tan pequeño.

    La única excepción sería ante el riesgo de una ambliopía por oclusión de la pupila o tortícolis, en cuyo caso se deberá corregir el párpado ptósico inmediatamente.

    En los casos de ptosis traumática o alérgica, es aconsejable esperar unos meses para asegurar que la ptosis no pueda remitir por sí sola.

    1. Dr. Luis Miguel André
    2. Director Médico: Dr. Ramón Medel
    3. Dra. Alejandra Tapia