La monovisión consiste en el hecho de usar un ojo para ver de lejos y el otro para ver de cerca.
Es una opción que se ha planteado a personas miopes de baja graduación y con presbicia que quieren evitar tener que llevar gafas, aunque es una opción que cada vez tiene más diseños e indicaciones. Se hace o bien con la técnica que se utiliza en la cirugía de la catarata, facoemulsificación, o bien mediante láser LASIK que también se utiliza para el tratamiento de los defectos refractivos.
El oftalmólogo dispone de aparatos de exploración que permiten detectar el tipo de catarata, su tamaño y localización, la indicación quirúrgica y el pronóstico. Las pruebas que se realizan a los pacientes consisten en un test de la agudeza visual, la toma de la tensión ocular, la exploración del fondo del ojo y la biometría.
El paciente que se ha operado puede hacer vida normal tras la operación, aunque al principio su visión no sea perfecta. Durante los primeros días debe evitar ejercicios físicos que supongan movimientos bruscos o violentos. Es muy importante no frotarse los ojos.
El ojo que no tiene defectos de refracción se deja para la visión de lejos mientras que el ojo miope se usa para la visión de cerca.
En general la adaptación a esta situación en personas predispuestas y en condiciones de entender la situación suele ser excelente, ya que requiere corrección óptica solo en algunas situaciones especiales como ahora conducir de noche o leer letras muy pequeñas. En general, se trata de una situación reversible, en caso de intolerancia.