El glaucoma engloba un grupo de patologías que provocan un daño progresivo en el nervio óptico, el encargado de transmitir las imágenes que llegan a la retina para que el cerebro las interprete. A medida que avanza la enfermedad, este nervio va perdiendo sus fibras y, como resultado, va disminuyendo el campo visual del paciente, que puede llegar incluso a la ceguera si el paciente no se trata.
Aunque el riesgo de glaucoma aumenta con la edad, existen formas exclusivas de la infancia. Es el caso del glaucoma congénito, que si bien es poco frecuente (afecta a 1 de cada 30.000 recién nacidos vivos), puede provocar una pérdida visual severa e irreversible en el niño que lo padece.
La cámara anterior del ojo está llena de un líquido transparente que baña las estructuras oculares y mantiene sus propiedades ópticas: el humor acuoso, que está entrando y saliendo constantemente de este espacio para mantener estable la presión intraocular.
En el glaucoma congénito existe un defecto de nacimiento en el desarrollo del ángulo que forman la córnea y el iris cuando se unen y a través del cual se drena el humor acuoso. Como consecuencia, se produce un aumento de la presión intraocular y el consiguiente daño del nervio óptico.
El glaucoma congénito se detecta a través de un examen ocular completo, que en el caso de los bebes y niños menores de 3 años suele hacerse en quirófano tras sedar al niño para poder realizarlo. El examen incluye:
Dado que el glaucoma congénito aparece normalmente entre el nacimiento y los 3 años de edad, son los padres los que notan que al niño afectado le suele molestar la luz (fotofobia), le lloran los ojos (epífora) y acostumbra a tenerlos cerrados (blefarospasmo).
Estos son los síntomas típicos al inicio de la enfermedad pero, conforme va evolucionando, el aspecto de los ojos cambia como consecuencia del aumento de la presión intraocular. Así pues, pueden parecer más opacos de lo normal, debido a la pérdida de transparencia de la córnea, y también más grandes, fruto de la distensión que se produce en los tejidos.
El tratamiento del glaucoma congénito en su primera etapa puede frenar la progresión de la enfermedad, por lo que es muy importante diagnosticarlo tempranamente. Este tipo de glaucoma suele tratarse con cirugía para solucionar el defecto del ángulo ocular que tienen los niños que lo sufren y, si se realiza a tiempo, la recuperación visual puede ser buena.
Normalmente, se inicia el tratamiento con diferentes colirios y medicamentos para intentar mantener la presión intraocular lo mas controlada posible hasta realizar la cirugía.
El tipo de cirugía dependerá del estado de la córnea, realizándose un goniotomía si permanece transparente o una trabeculectomía cuando está opaca. Ambas técnicas buscan abrir el ángulo anómalo del ojo para que funcione correctamente y, en caso de que fracasen, pueden indicarse otros procedimientos como la colocación de una válvula de drenaje.
En la trabeculectomía se extrae un pequeño pedacito de tejido para crear un nuevo canal por el que drene el líquido del ojo. Las válvulas son una especie de tubos de plástico que comunican el interior y el exterior del ojo y a través de los cuales sale el líquido del ojo. Solo se opera un ojo a la vez. El éxito de la cirugía es de un 60-80%, pero si con el tiempo la apertura se cierra puede ser necesaria una nueva operación. Tras la cirugía el paciente tendrá que ponerse unas gotas para prevenir la inflamación y la infección.
La visión que podemos esperar en los niños con glaucoma congénito depende de muchos factores, como por ejemplo:
De todos modos, si el diagnóstico y el tratamiento se realizan precozmente, los pacientes pueden controlarse bien hasta la edad adulta.
El uso adecuado del medicamento para el glaucoma, según las indicaciones del oftalmólogo, puede mejorar su eficacia y reducir el riesgo de efectos secundarios. Para aplicar correctamente las gotas, debes seguir los siguientes pasos:
De este modo, ayudarás a mantener las gotas dentro del ojo, evitando que drenen por el conducto lagrimal y disminuyendo así el riesgo de tener efectos secundarios.
Actualmente se está investigando para encontrara nuevas técnicas y tratamientos para detectar, tratar y prevenir la pérdida de visión en las personas con glaucoma. Por ejemplo, las investigaciones han descubierto los genes que pueden ayudar a explicar cómo el glaucoma daña al ojo. Así mismo se realizan estudios para aprender más sobre quién es más susceptible a desarrollar glaucoma, cuándo empezar a tratar a las personas con presión alta dentro del ojo y qué tratamiento se debe usar primero.