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Hipotensores oculares

¿Qué son los hipotensores oculares?

Los hipotensores oculares son fármacos que reducen la presión intraocular, actuando por diferentes mecanismos que pueden complementarse. Unos disminuyen la producción de humor acuoso, mientras que otros aumentan su flujo de salida por la vía convencional (el trabéculo). También hay un grupo de fármacos que aumentan el drenaje del humor acuoso por la denominada vía úveo-escleral.

Actualmente, existe una amplia variedad de colirios que pueden prescribirse a los pacientes, muchos de los cuales sin conservantes para mejorar la tolerancia y prevenir problemas de superficie ocular (ojo seco, irritación…) a causa de un uso prolongado. Asimismo, se han desarrollado combinaciones de fármacos en un mismo colirio para evitar aumentar el número de gotas que deben aplicarse a diario.


¿En qué casos se utilizan?

Se prescriben tanto para determinados casos de hipertensión ocular como para el glaucoma.

Sobre todo en pacientes con glaucoma de ángulo abierto –el tipo más frecuente–, el tratamiento de la patología suele iniciarse con el uso de fármacos, que habitualmente son el primer escalón terapéutico (antes de pasar a otras opciones como la cirugía si no se toleran bien o son insuficientes para controlar la enfermedad).


Exámenes previos

Debe realizarse una revisión oftalmológica completa, que generalmente incluye las siguientes pruebas: campimetría (campo visual), tonometría (presión intraocular), gonisoscopía (ángulo iridocorneal), paquimetría (grosor de la córnea) y OCT o HRT (nervio óptico).

Mediante esta exploración es posible determinar correctamente el tipo de glaucoma y la fase en la que se encuentra, aparte de identificar la presencia de otras patologías oculares.


Antes del tratamiento

Se debe evaluar y consultar al paciente la existencia de alguna patología cardíaca o pulmonar, ya que los fármacos aplicados en este tratamiento pueden estar contraindicados.


Durante el tratamiento

Cumplir con el tratamiento y ser constante en el uso de los fármacos es clave para controlar la hipertensión ocular y el glaucoma, teniendo en cuenta que esta es una enfermedad crónica.

Cada colirio tiene sus propias pautas de administración (instilación 1, 2 o 3 veces al día), que el paciente debe seguir según las indicaciones del oftalmólogo para lograr el efecto hipotensor deseado y, a la vez, minimizar posibles efectos secundarios.

Asimismo, también es importante ponerse correctamente las gotas, de acuerdo con las instrucciones del especialista y del prospecto del medicamento.


Riesgos

Tras confirmar la ausencia de cualquier patología cardíaca o pulmonar, el paciente no corre riesgos significativos al someterse a este tratamiento.

Los colirios con conservantes aplicados prolongadamente pueden provocar molestias e inflamación de la superficie ocular, ante lo cual es importante consultar al oftalmólogo para valorar la estrategia terapéutica más adecuada.

Por último, debe tenerse presente que un mal cumplimiento del tratamiento por parte del paciente puede reducir su eficacia.  

 

  1. Dr. Luis Miguel André
  2. Director Médico: Dr. Ramón Medel
  3. Dra. Alejandra Tapia